Pueden, desde distintos ámbitos, atribuirle al gobierno múltiples motivos para llevar adelante los juicios contra los genocidas del último golpe de estado (demagogia, por ejemplo). Pueden acusarlos de falso progresismo (y puede que así sea...). Pueden odiar (quienes antes las glorificaban) a las madres y las abuelas por alinearse a los K. Pero ninguno de todos estos sectores, que tanto y tanto critican, pueden negar que este es el primer gobierno (desde que se conquisto la democracia) que se puso al frente de la demanda de verdad y justicia, no solo con la palabra, sino con hechos…ni siquiera el tan venerado padre de la democracia tuvo el coraje de enjuiciar a los asesinos de la ideologías y el compromiso social en nuestro país. Alfonsín obedeció y dicto las tan funestas las leyes de Obediencia Debida (1987), que solo permitía el juicio de los mimbro de la cúpula militar, y de Punto Final (1986) que establecía que, una vez terminados esos juicios, se hacia “borrón y cuenta nueva”. Luego llego Carlos y, obviamente, continúo con esa política, indultando a los escasos militares que habían sido condenados.
Fue recién en el año 2003 (20 años después de la ascensión a la democracia) bajo el mandato de Néstor Kirchner que el Congreso Nacional derogó las leyes de "punto final" y "obediencia debida" y, en junio de 2005 la Corte Suprema de Justicia declaró la inconstitucionalidad de estas leyes. Posibilitando la apertura, en 2006, de los juicios contra los responsables y ejecutores del terrorismo de estado implantado por la última dictadura militar
(1976-1983).
Así fue que, durante décadas en democracia, los familiares y las víctimas sobrevivientes cargaron con las fotos de sus detenidos desaparecidos y con los nombres de quienes los desaparecieron sabiéndolos en libertad, reclamaron sin descanso. Resistieron con paciencia y la recompensa a esa resistencia incansable es ver a los asesinos en los tribunales, muchos de ellos, afortunadamente, presos…
Este es un nuevo paso histórico en la lucha por la justicia, la verdad y la memoria…
NUNCA MAS